viernes, 3 de junio de 2016

El tesoro de la laguna Guatavita


Laguna Guatavita.

La laguna de Guatavita se encuentra en la cordillera oriental de Colombia, la laguna fue una de las lagunas sagradas de los Chibchas, allí se realizaba el ritual de investidura del nuevo Zipa o Cacique.

La laguna de Guatavita en Colombia puede ser uno de los mayores depósitos de tesoros en el planeta, sino que también es el sitio de una de las búsquedas de tesoros más larga de la historia.

Los primeros cazadores de tesoros que llegan a la laguna de Guatavita fueron Lázaro Fonte y Hernán Pérez de Quesada. La pareja trató de drenar el lago en año 1545 mediante el uso de mano de obra esclava y cubos. Después de tres meses de trabajo sólo habían logrado bajar el nivel del agua del lago por tres metros. Lograron recuperar un poco de oro, pero la cantidad exacta no se conoce.

Reproducción de ceremonia, Museo del Oro

Otro cazador de tesoros, Antonio de Sepúlveda, intentó drenar el lago en el año 1580. En lugar de tratar de vaciar el lago a mano, se puso con sus obreros a excavar un canal a través del borde del cráter que es la laguna de Guatavita. Tuvo éxito en la reducción del nivel de agua, y logró vaciar 20 metros, hasta que las paredes del canal se derrumbaron matando a muchos de los trabajadores, pero se cree que Antonio de Sepúlveda recuperó una considerable cantidad de oro.

La historia dice que la gran laguna de Guatavita, además de ser usada para elegir al nuevo cacique, se usaba para hacer ofrendas y sacrificios al demonio, que adoraban como su dios y señor.


Durante las ceremonias que se hacían en la laguna, para las  cuales se usaba una balsa de juncos, embellecida y decorada de la forma más bella. Dentro de la balsa ponían cuatro braseros encendidos en el que quemaban “moque”, incienso usado por los nativos, también resinas y muchos otros perfumes. La laguna era grande y profunda, por lo que el buque podía navegar en él, cargados con una infinidad de hombres y mujeres vestidos finas plumas, placas de oro, coronas y joyas.... Tan pronto como se comenzaba a quemar el incienso, también se encendía  braseros en la orilla, para que el humo ocultara la luz del día. En ese momento despojaban al heredero de su piel, y lo ungían  con una tierra pegajosa en la que se espolvoreaba polvo de oro para que quedara completamente cubierto
Museo del oro
de este metal. Lo ponían en una balsa... con sus pies en un gran montón de oro y esmeraldas, para que los ofreciera a su dios. En la balsa con él iban cuatro jefes, con sus sombreros con penachos, coronas, brazaletes, colgantes y anillos en las orejas todas de oro. Desnudos, cada uno realizaba su ofrenda.... cuando la balsa llegaba al centro de la laguna, se levantaba una bandera como señal de silencio. Y en ese momento se arrojaba toda la pila de oro en el medio del lago, y los jefes que lo habían acompañado hacían lo mismo por su propia cuenta. ... Después de esto, bajaban la bandera, que se había mantenido durante todo el tiempo arriba y se terminaba la ofrenda, dirigiéndose la balsa hacia la orilla, los gritos de festejo comenzaban con el sonido de instrumentos con tubos, flautas y grandes grupos de cantantes y bailarines. 

Con esta ceremonia se recibía el nuevo régimen y era reconocido como rey y señor. - Juan Rodríguez Fresle, Carta al gobernador de Guatavita, año 1638.

Magriff.

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