viernes, 10 de febrero de 2017

El Honjo Masamune, el tesoro japonés perdido.


La katana o espada samurái, es famosa en todo el mundo por ser la perfección del diseño en lo que es una espada. Con el tiempo se convirtió en el símbolo de la clase samurái, y de todo Japón, y el mundo exterior. Para los japoneses la katana es también un símbolo de su cultura y el orgullo nacional. Durante la restauración Meiji al final del siglo XIX, muchos samuráis se levantaron en rebelión cuando el gobierno trató de privarlos del derecho a usar la katana como el símbolo de su clase. Incluso después de la pérdida del derecho a usar sus espadas en público, las familias samurái reverenciaban sus espadas ancestrales. Sin embargo, al final de la Segunda Guerra Mundial los ocupantes estadounidenses exigieron que todos los hogares japoneses entregaran todas las formas de armamento, incluyendo las espadas ancestrales. Esta política fue posteriormente revocada, y las katanas de las familias fueron devueltas, pero gran parte del daño ya estaba hecho porque  miles de estas armas habían sido fundidas o dadas como trofeos a los oficiales norteamericanos. Entre estas espadas estaba la Honjo Masamune, conocida como el ejemplo sublime de la perfección en una espada japonesa.

Espada Muramasa, Museo de Tokio,
 (las espadas de Muramasa convertían todo en sangre)

El nombre de la espada se deriva del hombre que la hizo, Gorō Masamune (1264-1343 dC). Masamune es reconocido como el más grande fabricante de espadas nunca  más conocido en la historia de Japón. Sus espadas son conocidas por su incomparable belleza y calidad. Su calidad es notable, y estas  espadas se hicieron en un momento en que el acero aún contenía muchas imperfecciones. Tan famosa fue su arte aplicada a las espadas que todas las espadas que hizo llevan su nombre, “Honjo Masamume”.

Una leyenda sobre Masamune se refiere a un concurso que tuvo con su rival, Sengo Muramasa. Muchos hombres probaron su calidad. Y se dice que la espada de Muramasa cortaba todo lo que tocaba, especialmente peces y hojas, y por el contrario la espada de Masamune cortaba sólo las hojas y repelió el pescado. Muramasa tomó esto como una señal de que su espada era mejor y empezó a regodearse de su orgullo. Sin embargo, un monje errante había estado observando y explicó que la espada de Masamune era superior, ya que no cortó innecesariamente a esos  seres vivos. Al cortar todo lo que tocó la espada de Muramasa mostró su sed de sangre y la naturaleza del mal. Como tal, esto dio lugar a una tradición, que una hoja Muramasa debe probar la sangre antes de ser revestido, con el fin de saciar su sed de mal.

El otro elemento del nombre de Honjo Masamune proviene de uno de los hombres que tenían la misma. Honjo Shigenaga (1540-1614 dC) fue un general del clan Uesugi en el norte de Japón. Honjo llegó a poseer el Honjo Masamune en la cuarta batalla de Kawanakajima (1561), una de las más grandes batallas de la época. Honjo fue atacado por un oficial enemigo que ejercía la Honjo Masamune. Durante este duelo la espada cortó el casco de Honjo por la mitad, sin embargo, el gran samurái sobrevivió y gano el duelo reclamando la espada que ahora lleva su nombre. Sin embargo, Honjo no era tan bueno con el dinero pero tenía la espada y por el año 1595 quedó en la quiebra. Con el fin de recuperarse, Honjo vendió la espada a la familia Toyotomi, que, en ese tiempo gobernaba Japón. 5 años más tarde y a familia Toyotomi había llegado un nuevo Shogun, Tokugawa Ieyasu.

Ieyasu hizo de la espada un símbolo de su dinastía, y fue pasando de Shogun en Shogun durante los
siguientes dos siglos y medio siguientes. Incluso después de la caída del shogunato en 1868 la espada permaneció en la colección privada de la familia Tokugawa. Para al final de la Segunda Guerra Mundial la espada estaba en la posesión de Tokugawa Iemasu que era, en ese momento, el presidente de la Cámara de los Pares (Casa de pre-guerra de Japón y los Lores). Fue en ese tiempo cuando la de ocupación aliada exigió que todas las espadas de las familias fueran entregadas, muchas familias reaccionaron con furia a esta petición. Iemasu decidió actuar como la voz de la razón y fue uno de los primeros en entregar toda la colección de espadas de la familia Tokugawa, entre ellas iba la Honjo Masamune. Estas espadas fueron entregadas en la estación de policía de Mejiro en diciembre de 1945. Las espadas fueron recogidas por un sargento de los EE.UU. del 7º de caballería y que según se recuerda era llamado "Coldy Bimore". Actas del 7º de caballería de Estados Unidos no muestran ningún hombre con ese nombre que sirviera en el regimiento, y es probable que el nombre fuera una mala transcripción del verdadero nombre. Sin embargo, este es el último registro de la Honjo Masamune. Es posible que se halla fundido al igual que muchas otras, sin embargo, se cree y es más probable que se le diera como trofeo a un oficial estadounidense como en calidad de colección de espadas. La pérdida de esta espada perfecta, es una tragedia, no sólo para Japón, sino para todo aquel que respeta la tradición samurái y la naturaleza sagrada de la katana.



Murasama y Masamune eran herreros de mucha calidad, pero estos se opusieron en cuanto a valores y según se dice, crearon katanas tan perfectas que hasta hoy nunca fueron igualadas.


La 24 ava generación de Masamune, la encarna actualmente Tsunahiro Yamamura, tiene una empresa que todavía fabrica katanas, así como cuchillos y tijeras, en Kamakura Japón.



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